Esta semana me he dado cuenta qué complejos son los límites de las relaciones humanas, la verdad basta con entender al ser humano, imposible! como entenderlo si ni siquiera somos capaces de poder elaborar una definición aceptable de ser humano, quizás la palabra no sea aceptable y deba englobarme en razonable que tiende a materializar algo más científico, aunque yo me inclino por los aspectos y conceptos filosóficos que siempre te muestran un camino mucho más amplio, de cual no puedes volver ya que las respuestas encontradas te lleva a miles de cuestionamientos más y por ende a infinitos que la mayoría no está dispuesto a surcar por miedo a lo que encontrara, la filosofía tan antigua como las ciencias es aquella que siente la eterna sabiduría como su principio y fin, como su pregunta y respuesta, como su sentido y sinsentido para la vida, hay un par de conceptos muy usados en filosofía que son la sustancia y el accidente, que uno representa el fondo y el que sigue lo caracteriza, es por.....
La verdad es que me disponía a reflexionar acerca del ser humano pero para qué gasto palabras si al final las vivencias demuestran lo que son, lo que siempre fueron y lo que siempre serán, sus eternos miedos serán quienes gobiernen sus pequeñas fronteras y siempre verán lo mismo, al final para que hacerlos participes de otros mundos si viven felices como son, con lo que tienen. Recuerdo una reflexión escrita por Platón , que hablaba de hombres encadenados en una caverna, detrás de ellos en una pendiente una gran fuego y entre este fuego y los hombres un pequeño sendero donde caminaban hombres transportando objetos, los encadenados solo veían estas sombras proyectadas delante de ellos ya que sus ataduras solo les permitían mirar hacia el frente, por ende para estos hombres la verdad era solo la que tenían en frente, la sombras que veían eran su realidad y cuando a veces los hombres que circulaban por el sendero con los objetos, hablaban, los encadenados pensaban que aquellas voces eran emitidas por las sombras, imagina que uno de estos encadenados se libera y camina hacia el sendero y se da cuenta que todo lo que ha visto durante toda su vida son solo sombras, luego camina hacia la luz saliendo de la caverna y ve el mundo, posteriormente mira a la luz del sol y pierde parte de la vista por estar acostumbrados a ver sombras, imagina que piensa este hombre, sale corriendo y regresa a la cueva, su hogar; posteriormente se encadena volviendo a la posición que se encuentra su compañero y éste ansioso por saber lo que había visto le pregunta lo que sucedió, qué hay más allá de sus fronteras y cadenas, el hombre le empieza a contar lo que vio y que los hombres no son como lo que ellos han visto y que vio una luz que le encandiló los ojos, que momentáneamente perdió la vista, observó los árboles, las cosas , que nada es como ellos creen y que tuvo miedo y regresó a la caverna... Acaso éste, el que jamás se sacó las cadenas no pensará que el hombre que salió, volvió con los ojos estropeados, y mintiendo acerca de lo que vio, lo tratara como un loco y posteriormente por el miedo producido por las palabras oídas, y por su ignorancia, por que él ya está acostumbrado a su vida y a sus verdades, le dará muerte. Y le daría muerte a quien intente desatarle y llevarle hacia la salida.
Este es el mito de la cueva, este relato tiene muchos años y sin embargo está tan vigente, tan cercano a la realidad de quienes jamás se han puesto a pensar qué hay más allá de sus fronteras, podrá ser tan real como que muchos no conocen si siquiera la realidad de sus poblaciones, de sus villas, que la universidad muchas veces es la cueva de platón que mantiene a sus alumnos sumidos en su pequeña realidad, en los conocimientos, en la búsqueda de teorías, de puestos de trabajo; que jamás les invitan a mirar la luz de aquello que les rodea, y reflexionar también que los encadenados y sus miedos que les impiden buscar la forma de desatarse, de liberarse, porque se dan cuenta que la vida es tan fácil para ellos que para que complicarla, los estudios están bien, sacan buenas notas, en sus casa les espera la comida lista y que los fines de semana no faltará la disco que los reciba, qué les importa las desigualdades, que les importa que el sueldo mínimo suba una miseria, que la gente duerma en las calles, porque continuaran en su ciclo, en su cueva viendo Sombras.
Qué pena pensar que las sombras apasionan tú vida, que tus cadenas serán heredadas a tus hijos y que jamás querrás escapar de allí, que la comodidad te llena, que fabricas tus propios grilletes...
Pero Solo sé que nos temes, que miras desde esas sombras preguntándote por qué lo hacemos? ¿Por qué gastamos nuestro tiempo en otros? ¿Por qué sonreímos con nada? ¿Por qué luchamos por imposibles? ¿Por qué queremos derrotar la pobreza?... Nos temes por que sabes que estamos cercando tus mundos, llegando a tus conocidos, revolviendo tu universidad, tus carretes, tus vacaciones, a tus amigos, nos temes por qué siempre has querido ser parte de infinitos lazos, porque siempre has querido cuestionarte, lo que parecía incuestionable, finalmente nos temes por que simplemente queremos que el mundo sea mucho mejor y que estamos dispuestos a entregar la vida en ello.
"Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus
ideas, o no vale nada el hombre "
PLATÓN
No puedo cerrar esta columna sin dedicarla al Cabo Vera, a quien considero que murió por la
estupidez de quien jamás entenderá lo que significa alzar el puño izquierdo al cielo…
Por Platón y yo... Edgard Tapia 19 de septiembre 2007
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