LA VIDA VOLUNTARIA: el día después...

Llegué de los trabajos exactamente hace 4 días donde la verdad trabajé hasta el cansancio con mis amigos voluntarios de Maitencillo, compartimos desde un simple hola muy temprano por la mañana, pasando por clavos, pinturas, rejas, plaza, mediaguas y demases para terminar en la noche con un fraternal compañerismo enmarcado en la más sincera y significativa palabra familia.
¿Lo habremos hecho bien como equipo? ¿Serán estos trabajos reflejos de una constante perseverancia al compromiso social que hemos asumido libremente? ¿O simplemente satisfacemos el deseo egoísta de ayudar una vez al año, olvidándonos de lo que somos lo que resta de el?... Aquellas voluntades al servicio de una causa me cuestionan si es la misma causa por la que luchamos o son formas de satisfacer pequeñas causas personales que nos interpelan en un minuto de la vida... Me pongo medio filosófico en momentos donde todo debe ser una eterna felicidad, pero es que son preguntas que son necesarias para crecer como profesionales, preguntarse en lo más hondo la compatibilidad de mi profesión con esta senda social, o en el futuro nos conformaremos con dar zapatos de seguridad a los obreros y este ítem regocijará nuestra pequeña "gran obra" que vendrá con una pequeña frase adherida algo más o menos así: NOSOTROS TENEMOS LA CAMISETA PUESTA POR LA RESPONSABILIDAD SOCIAL, y saldremos en el diario diciendo puras charlatanerías, en las páginas sociales, en la revista Cosas, en el club de golf un domingo muy temprano, ultra felices por que lo estamos haciendo creyendo que bordeamos la perfección, con una sonrisas de tres metros que mostrará nuestra buena dentadura y no faltará quien te dirá “me recomiendas a tu dentista”...
Las voluntades planteadas en estos trabajos y en tantos otros puedan ser ecos de una estilo de servicio, de una forma de sentir la vida, quizás no lleguemos a ayudar tanto como Yunus con su banco para los pobres , o no tendremos la chispa del doctor Pacht Adams para regalar sonrisas a sus pequeños pacientes , posiblemente nuestro apellido nunca tendrá el peso de Nelson Mandela y sus consecuencia para luchar por la libertad, quizás nuestras palabras no serán recordadas tanto como las palabras de Martín Luther King y su documento "I Have a Dream" donde soñó con un mañana auspicioso para que sus hijos pudieran caminar libres, sentenciando la lapidación de la segregación racial, quizás no seamos brillantes matemáticos, calculistas, no tendremos una visión tan desarrollada como la de Freud, no compondremos piezas musicales de culto, quizás no lleguemos a ser profesionales, y puedo seguir, seguir, seguir si todo eso fuera importante, la verdad jamás aquellos iconos quisieron ser recordados como tales, lo único que hicieron fue luchar por lo que siempre creyeron justo, fue dar su vida por aquello que muchas veces se vuelve invisible a los ojos, aquello que solo se siente, se vive y se hace.
Ayer fueron 12 días en una localidad con un grupo de amigos, con los recuerdos de quienes dejamos en sus casas, ofreciéndoles una pronta visita y solo queda señalarles el horizonte de la vida, allí es la próxima aventura claro que no tiene fecha de término se los digo desde ya, una vez más es una decisión libre, voluntaria, lo único que te podemos decir es que no estarás solo, estaremos allí junto a ti , compartiendo el campo de batalla, aunque no puedo dejar de citar una frase que en lo personal me gusta mucho:
"...Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán..." Sandino
Por último Me gustaría que se respondiera esta última pregunta:
¿Todavía crees que a la Universidad solo se viene estudiar?
Edgard Tapia, 7 de agosto del 2007.